De hace un tiempo para acá, y gracias a mis largas estadías en el metro, me di cuenta que el venezolano es una de esas personas que critica y no se ve. Existe un alto porcentaje de venezolanos que son “rellenitos” o como diría Eric Cartman: “no soy gordito, soy fuertecito”. Pero nos llenamos la boca diciendo que esos gringos lo que hacen es comer en Mc Donalds, por eso son obesos. Ahora, yo aquí jamás he visto uno vacío a menos que sean las 11 p.m.
Luego de percatarme de esta realidad, me dije, es hora de comer sano y así aprovecho y me quito unos 2 kilitos de más. Bueno y así hice, haciendo mis tres comidas sanas, con leche descremada, pan integral, jugos naturales, cuanto producto ligero existe y evitando el alcohol. Sin embargo, no veía muchos resultados ya que estaba pesando lo mismo.
Pensé, será que tengo que ser una de las hermanas Olsen y meterme a conejo? O dejo de guiarme por el estereotipo del miss Venezuela que nos han inculcado de niñas? Coye pero a punta de lechuga no puedo vivir, además de que no es sano. Ahí fue cuando caí en cuenta, dejo la vagancia y hago ejercicio. Aunque sé que es difícil para muchos de nosotros, está es la única salida para una vida sana, ayuda a todos nuestros órganos, incluyendo a nuestro cerebro, ya que en un punto nos permite relajarnos, y también aumentamos nuestra longevidad.
Así que llegó el momento de apartar tiempo para hacer ejercicios, no hasta el punto de matarnos y vernos como Daniela Kosan. Sino aceptando nuestro cuerpo tal y como es, y mejorando su funcionamiento.